Algo pasó en Brasil para que se aviniera a acordar tras 25 años de tratativas.

Brasil ya es un gigante agroexportador que se puede beneficiar de una mayor apertura europea y su sector industrial hace años que dejó atrás su visión proteccionista y entendió que necesita nuevos mercados. Desde 2019 a la fecha Brasil accedió a dar garantías adicionales de que será respetuoso del ambiente y obtuvo en las negociaciones del acuerdo que su sector de vehículos eléctricos e híbridos tenga un cronograma más confortable (15 años) para adaptarse a la competencia europea.

El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva quizás haya razonado que convenía ofrecerle algo para contener a su colega argentino Javier Milei (que asumió la presidencia temporal del Mercosur), cuyo credo ultraliberal le lleva a insistir en la flexibilización del Mercosur.

Ignacio Bartesaghi, director del Instituto de Negocios Internacionales de la Universidad Católica del Uruguay, dijo a El País que el viernes, “ el contenido de lo que dijo Milei fue durísimo, tanto que molestó a Lula porque le está diciendo que el Mercosur está obsoleto como instrumento”. “Hay que ver cómo reacciona Milei a este éxito del acuerdo. Creo que va a insistir con la flexibilización pero con mucha menos paciencia -dadas sus características- que (Luis) Lacalle Pou. No creo que se quede quieto”, agregó.

Para Soto, “va a ser un fenómeno muy interesante porque por primera vez en 30 años tenemos a una Argentina con vocación de apertura”. Por otra parte, el acuerdo con la UE tiene para Uruguay “la ventaja de mejorar el acceso para algunos productos que estaban cuotificados, poder comprar lo que no producimos de forma más eficiente, favorecernos de alguna corriente de inversión y poner al país en el radar de las novedades a nivel mundial”, añadió.

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