Cada año, en junio, Uruguay revive la antigua fiesta del solsticio de invierno a través de las celebraciones de San Juan, una mezcla de tradición ancestral, rituales y actividades culturales.
El origen del festejo se remonta a rituales neolíticos vinculados a los ciclos agrícolas, incluidos más tarde dentro de la celebración cristiana de San Juan Bautista.
Las hogueras, encendidas en plazas y espacios públicos, son el corazón de la fiesta: representan purificación, unión y renovación del ciclo solar.
La queimada, bebida de origen gallego preparada con aguardiente, azúcar y cáscaras, se enciende con un conjuro para ahuyentar malos espíritus.
En muchos eventos, quienes asisten escriben deseos en papel para lanzarlos al fuego —un símbolo popular de regeneración