La influenza A (H3N2), una de las cepas de gripe más agresivas y de mayor circulación a nivel mundial, podría llegar a Uruguay en las próximas semanas, impulsada por el intenso flujo turístico del verano. Ya se registran casos en más de 30 países y los especialistas advierten sobre su impacto, especialmente en personas mayores, niños pequeños y quienes padecen enfermedades crónicas.
Esta variante se caracteriza por un inicio brusco y síntomas intensos como fiebre alta, dolores musculares y articulares, cefaleas, cansancio extremo, tos seca, dolor de garganta y congestión nasal. En adultos mayores, la fiebre puede ser menos evidente, pero el decaimiento y la confusión suelen ser más marcados.
La influenza A (H3N2) se considera más agresiva porque está asociada a mayores tasas de hospitalización y a un riesgo elevado de complicaciones como neumonía, bronquitis, descompensación de enfermedades previas e incluso eventos cardiovasculares en personas vulnerables. Por este motivo, suele generar una fuerte presión sobre los sistemas de salud durante los brotes estacionales.
La vacuna antigripal, que incluye esta cepa, no siempre evita el contagio, pero reduce significativamente la gravedad, las complicaciones y el riesgo de internación. Su aplicación es clave en mayores de 65 años, embarazadas y personas con patologías crónicas.
El tratamiento, en la mayoría de los casos, se basa en reposo, hidratación y control de síntomas. En personas de riesgo o cuadros severos, se indican antivirales como oseltamivir, preferentemente dentro de las primeras 48 horas. Los antibióticos solo se utilizan ante infecciones bacterianas secundarias.
Aunque comparte síntomas con el COVID-19, la gripe suele ser más abrupta en su inicio, mientras que el coronavirus tiende a prolongarse más en el tiempo; solo un test permite diferenciarlos con certeza.
Las autoridades sanitarias recomiendan reforzar las medidas de prevención: vacunación anual, lavado frecuente de manos, ventilación de ambientes, evitar el contacto cercano ante síntomas y uso de tapabocas en contextos de brote, especialmente en personas de riesgo.