El Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres) presentó un nuevo diagnóstico sobre la situación del país, en una exposición realizada en el Radisson a cargo de su director ejecutivo, Ignacio Munyo. Bajo el título “Uruguay en un laberinto complaciente, ¿se puede salir?”, el economista trazó un panorama crítico del desempeño económico, educativo e institucional, y sostuvo que el país necesita apoyarse en organismos internacionales para implementar reformas que, aunque identificadas hace años, no han logrado concretarse.
Munyo advirtió que Uruguay atraviesa una etapa de “inercia y autocomplacencia”, con un crecimiento del PIB que se mantiene estancado, un escenario de inversión insuficiente y un gasto público en aumento. En ese marco, llamó a “aceptar las sogas de auxilio” que representan la OCDE —en el proceso de incorporación como miembro pleno—, el Acuerdo Transpacífico (CPTPP) y la eventual ratificación del acuerdo Mercosur–Unión Europea.
“Solos no podemos”, afirmó Munyo, acompañado de una presentación gráfica en la que un helicóptero deja caer una soga de rescate. Para Ceres, aceptar asistencia técnica externa permitiría a Uruguay acelerar reformas clave que el sistema político no ha logrado impulsar.
Radiografía de un país con señales de alerta
Munyo señaló que el segundo semestre del año muestra un “claro enfriamiento económico” y que el crecimiento proyectado para 2025 será de apenas 2%. A partir de 2026, sin arrastre estadístico y sin grandes inversiones previstas, el panorama luce aún más desafiante.
Aunque existen proyectos relevantes —como los vinculados al hidrógeno verde o la exploración petrolera— ninguno se concretará antes de 2026, lo que limita cualquier impulso adicional a la actividad.
El director de Ceres enumeró varios problemas estructurales:
Burocracia excesiva: el 58% de las disposiciones que empresarios consideran perjudiciales son “normas por las dudas”, y el 28% responden a intereses sectoriales, a las que Munyo calificó como “normas lobbies”.
Estado de gran tamaño: el 78% de los legisladores plantea mantener o aumentar el tamaño del Estado, cifra que Munyo consideró “tremenda” dada la ineficiencia comparativa.
Debilidad en el uso del presupuesto: solo el 1% del gasto público se discute en clave de reasignaciones y evaluación de rendimiento. El 99% restante se ejecuta sin medición clara de resultados.
Régimen de incentivos a la inversión agotado: el 76% de los legisladores es partidario de conservarlo intacto, pese a que, según Ceres, ya no genera nuevos flujos de inversión.
La “escalera rota” de la educación y el avance del crimen organizado
Munyo también centró su preocupación en dos frentes que considera determinantes para el futuro del país:
Educación: habló de una “escalera rota”, con una reforma que avanza con lentitud y dificultades, incluyendo la propuesta de formación dual que no logra despegar.
Seguridad: dijo que Uruguay está “asediado” por el crimen organizado y que el sistema carcelario “es parte del problema”. Según datos del FMI, la expansión del narcotráfico puede restar hasta 0,5 puntos porcentuales de crecimiento anual.
Ambos factores, insistió, reducen la capacidad del país para atraer inversiones de calidad.
OCDE, Acuerdo Transpacífico y Mercosur–UE: oportunidades y exigencias
Ceres valoró las gestiones del gobierno ante la OCDE, destacando su potencial para ayudar al país a implementar reformas regulatorias, educativas y de gasto público, como ya ha hecho con otros países.
También apuntó a las exigencias del Acuerdo Transpacífico, entre ellas cambios en materia de propiedad intelectual, compras públicas y empresas estatales. Munyo advirtió que el 100% del oficialismo respalda mantener privilegios para las empresas públicas y que el 98% apoya priorizar la industria nacional en compras del Estado, posturas que chocan con las reglas del CPTPP.
Respecto al Mercosur–UE, afirmó que su eventual ratificación abriría “otra puerta estratégica” para Uruguay, al tiempo que obligaría a elevar estándares internos.
Preocupación por el nuevo impuesto mínimo y un tipo de cambio que seguirá bajo
Sobre el Impuesto Mínimo Complementario Doméstico (IMCD), Munyo fue crítico: dijo que altera la imagen del país, carece de neutralidad y desincentiva inversiones, especialmente en zonas francas. El Ministerio de Economía estima recaudar US$ 300 millones, pero Ceres advierte que el efecto podría ser contraproducente.
En cuanto al tipo de cambio, Uruguay se encuentra 18% por debajo del promedio de competitividad del siglo. Ceres prevé que el dólar se mantendrá bajo, cerrando el año en $ 40,90 y sin grandes variaciones en el quinquenio, configurando un “encarecimiento relativo permanente”.
Inflación, tasas y contexto global
Ceres proyecta:
Una inflación estable en niveles bajos, acorde a la trayectoria de la región.
Tasas de interés en EE.UU. descendentes pero aún elevadas, ubicándose en torno al 3,5% entre 2026 y 2027.
Precios internacionales favorables para la carne (+28%) y la celulosa (+7%), pero negativos para el arroz (-32%) y la soja (-9%).
En el entorno internacional, Munyo describió un escenario desafiante, con una Europa estancada, una China en avance constante y un EE.UU. que ajusta su estrategia industrial. Mencionó además el contexto regional, con Brasil creciendo en torno al 2% y Argentina mostrando señales de estabilización con una inflación proyectada de 30%.
Un llamado a actuar antes de que el laberinto se vuelva permanente
Munyo insistió en que Uruguay necesita “salir de la inercia” y apoyarse en herramientas externas para transformar su matriz institucional, educativa y económica. “Los consensos existen; lo que no existe es capacidad para implementarlos”, resumió.
Ceres advierte que, sin cambios profundos, el país corre el riesgo de continuar atrapado en un laberinto que limita su crecimiento y debilita su competitividad.

