El nuevo intendente Christian Morel dijo que se encontraron con una situación “mucho peor” de la que preveían y evalúan bajar salarios
Crítica situación en la Intendencia de Cerro Largo: deuda, maquinaria parada y funcionarios sin tareas definidas
La Intendencia de Cerro Largo atraviesa una severa crisis financiera y operativa que ha encendido las alarmas en el gobierno departamental. Según declaraciones del propio intendente Christian Morel, la administración asumida recientemente heredó una deuda que ronda los 1.500 millones de pesos uruguayos, una cifra que triplica las estimaciones manejadas durante la campaña electoral. Este panorama ha derivado en la parálisis de servicios esenciales, la inactividad de maquinaria pesada y la revisión urgente del funcionariado.
Entre los principales inconvenientes se destaca la imposibilidad de operar vehículos y equipos viales debido a la falta de combustible y portland. La cuenta con ANCAP fue suspendida por impagos, y la escasez de recursos ha obligado incluso a que algunos funcionarios financien de su propio bolsillo reparaciones o cargas de nafta para poder cumplir tareas mínimas.
En paralelo, la administración ha iniciado un proceso de auditoría interna que ya arrojó datos alarmantes: existen decenas de funcionarios que cobran sueldos pero no tienen tareas asignadas ni se sabe con precisión qué funciones cumplen. Algunos trabajan desde Montevideo sin reportes claros, y otros simplemente aparecen en planillas sin que sus superiores conozcan su labor. Esta situación llevó a Morel a suspender temporalmente el pago a unos 30 funcionarios mientras se realiza una revisión de cada caso.
Actualmente, el número total de funcionarios de la comuna asciende a 1.623, de los cuales 1.246 revisten como presupuestados, contratados o eventuales. El diagnóstico elaborado por el equipo del intendente revela que muchas oficinas están saturadas de personal que no tiene tareas asignadas, lo que se traduce en una ineficiencia estructural y un gasto injustificable en recursos humanos.
A esta realidad se suma el deterioro en la prestación de servicios municipales. Las obras viales están detenidas, el sistema de recolección de residuos presenta dificultades logísticas y las actividades culturales se ven afectadas. Un ejemplo concreto fue el funcionamiento del Museo Departamental, que operaba solo dos horas diarias, situación que ya fue corregida por la actual administración.
Frente a este panorama, el intendente Morel anunció una serie de medidas urgentes que incluyen el redimensionamiento del personal, recortes en cargos de confianza, reducción de salarios y reestructuración de las dependencias municipales. Asimismo, se exploran alternativas para obtener financiamiento, entre ellas un posible crédito con el Banco República.
En el plano político, Morel tomó distancia del sector del exintendente Sergio Botana, del cual formó parte, y aseguró que su gobierno será autónomo y enfocado en la transparencia y la eficiencia administrativa. La situación crítica de la intendencia representa un desafío de gran magnitud para la nueva gestión y pone en el centro del debate el modelo de administración pública a nivel departamental.