El camino del “Betito” Suárez hacia el mundo del fútbol

Luis Alberto Suárez, conocido en el ambiente delictivo como “Betito” Suárez, intenta dar un giro a su vida incursionando en el negocio del fútbol. El hombre, señalado por la Policía como líder del grupo “Los Suárez” en el barrio Cerro Norte de Montevideo, mantiene desde hace meses contactos con empresarios deportivos, buscando posicionarse como contratista o representante de jugadores.

Una reunión con Paco Casal

En las últimas horas, Suárez concretó una reunión con el empresario y fundador de Tenfield, Francisco “Paco” Casal. Según confirmó Montevideo Portal, también participó del encuentro el director de la empresa, Osvaldo Giménez. Ambos escucharon los planes y propuestas que el “Betito” les presentó para vincularse formalmente al ambiente futbolístico.

La reunión —que estaba prevista desde hacía varias semanas— se realizó finalmente el miércoles, y fue interpretada por allegados al empresario como una instancia de “escucha”, sin compromisos concretos, aunque generó gran repercusión en redes y en el propio ambiente deportivo.

Un pasado marcado por la violencia

Suárez cuenta con 11 antecedentes penales, varios de ellos por delitos graves. En febrero de este año fue baleado en un comercio perteneciente a su pareja, en un hecho que lo mantuvo internado varios días. Tras su recuperación, se ha mostrado públicamente en redes sociales, compartiendo fotos y videos relacionados con el fútbol, e incluso con figuras conocidas del medio.

Un nuevo intento de reconversión

Aunque su nombre está asociado históricamente a la violencia y al narcotráfico en el norte de la capital, el “Betito” busca ahora una oportunidad en un ámbito muy distinto. En su entorno aseguran que pretende “reinsertarse” a través del deporte, utilizando su red de contactos para ingresar en la representación de futbolistas.

Fuentes vinculadas al negocio deportivo señalan que Suárez ya ha mantenido reuniones con otros empresarios y promotores del fútbol uruguayo, intentando consolidar su presencia en ese mercado, aunque todavía no cuenta con la habilitación formal para actuar como intermediario ante la Asociación Uruguaya de Fútbol.

La inesperada reunión con Casal —uno de los nombres más influyentes del fútbol uruguayo en las últimas décadas— deja planteadas múltiples interrogantes sobre los límites entre el deporte, los negocios y la vida delictiva.

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