El cometa interestelar 3I/ATLAS, apenas el tercer objeto de origen interestelar jamás detectado, alcanzará mañana su punto de mayor cercanía a la Tierra, pasando a unos 270 millones de kilómetros, sin representar riesgo alguno. Aunque distante en términos astronómicos, su sobrevuelo constituye una oportunidad científica clave para poner a prueba los sistemas internacionales de vigilancia de objetos celestes.
El seguimiento está coordinado por la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), que reúne a más de 80 observatorios y agencias espaciales. Entre sus referentes se encuentra el astrónomo uruguayo Gonzalo Tancredi, único representante de América Latina en su consejo ejecutivo, quien destacó que el caso de 3I/ATLAS permite entrenar y perfeccionar técnicas de observación, especialmente complejas en el caso de los cometas.
A diferencia de los asteroides, los cometas liberan gas y polvo al acercarse al Sol, generando fuerzas no gravitacionales que dificultan la predicción precisa de sus trayectorias. Además, su aspecto difuso complica las mediciones exactas de posición, lo que vuelve este ejercicio especialmente valioso para la vigilancia planetaria.
3I/ATLAS sigue una órbita hiperbólica, lo que confirma que no pertenece al Sistema Solar. Tras su perihelio, ocurrido el 29 de octubre, el cometa ya inició su salida definitiva al espacio interestelar. Según los científicos, esta será su última observación antes de desaparecer para siempre. En marzo de 2026 pasará relativamente cerca de Júpiter, cuyo campo gravitatorio alterará aún más su rumbo.
La campaña de observación se extenderá hasta el 27 de enero, con datos centralizados en el Minor Planet Center. El fenómeno puede seguirse a través de plataformas públicas en línea que muestran su recorrido y distancia a la Tierra.
El paso de 3I/ATLAS no solo aporta información sobre materiales formados fuera de nuestro sistema, posiblemente con más de 7.000 millones de años, sino que también fortalece la coordinación global para la detección y monitoreo de amenazas espaciales, en un ejercicio clave de ciencia y prevención.

