Detalle de activos:
Ganado: Valuado en US$616.200, distribuido en dos predios:
“La Coqueta”: 240 animales, principalmente ovinos, valorados en US$45.000.
“Horizonte”: 1.000 animales, mayoritariamente ovinos y algunos bovinos, con un valor de US$571.200.
Bienes de uso: Equipos y maquinaria por US$260.000, incluyendo tanques australianos, comederos, corrales, generadores y otros implementos.
Vehículos: Dos camionetas Chevrolet, una Silverado 2021 y una S10 2023, valoradas en US$68.000.
La diferencia significativa entre activos y pasivos genera preocupación entre los inversores, ya que, según la ley concursal, las prioridades de pago son:
Adeudos laborales: Pagos pendientes a los trabajadores.
Obligaciones fiscales: Deudas con el Banco de Previsión Social (BPS) y la Dirección General Impositiva (DGI).
Inversores: Tanto aquellos que solicitaron el concurso necesario como el resto de los acreedores.
Esta jerarquización implica que las posibilidades de recuperación de la inversión por parte de los inversores son limitadas.
Actualmente, el Grupo Larrarte está elaborando un plan de negocios con el objetivo de reflotar la empresa y cumplir con sus obligaciones. Este plan deberá ser presentado y aprobado por la mayoría de los acreedores en la próxima junta, programada para el 30 de abril.
La situación del Grupo Larrarte es parte de una serie de crisis en el sector ganadero uruguayo, que también involucra a empresas como República Ganadera y Conexión Ganadera, afectando a miles de inversores, incluidos numerosos argentinos.
Este contexto resalta la necesidad de una mayor transparencia y regulación en las inversiones ganaderas para proteger a los inversores y mantener la confianza en el sector.