Bogotá, 11 de agosto de 2025 – Uribe Turbay era una prominente figura de la oposición al presidente Gustavo Petro, miembro del partido Centro Democrático y precandidato presidencial para las elecciones de 2026. Además, era nieto del expresidente colombiano Julio César Turbay Ayala, e hijo de la periodista Diana Turbay, quien fue asesinada tras ser secuestrada por el cartel de Medellín en 1991.
El ataque ocurrió el 7 de junio en el parque El Golfito, donde recibió varios disparos —dos de ellos en la cabeza— por parte de un joven de 14 años, quien fue detenido en el lugar. A raíz del ataque sufrió un edema y sangrado cerebral severo, lo que motivó múltiples cirugías y su traslado a cuidados intensivos.
Su esposa, María Claudia Tarazona, expresó profundo dolor y se comprometió a cuidar de sus hijos. Su muerte generó una ola de solidaridad en todo el país: más de 70.000 personas marcharon en Bogotá en rechazo a la violencia política. Líderes políticos como Álvaro Uribe Vélez, Iván Duque y Marco Rubio reaccionaron públicamente con pesar ante la tragedia.
El asesinato de Uribe Turbay revive la tensa memoria de la violencia política en Colombia y reabre el debate sobre seguridad y polarización. En un artículo reciente titulado “Sanar una nación”, Aurora Vergara Figueroa llamó a construir una reconciliación nacional basada en la justicia social, el diálogo ético y la educación —como antídotos contra la violencia política persistente en el país.
Este suceso representa una profunda herida en la vida política colombiana. Si deseas, puedo proporcionarte entrevistas de sus compañeros, análisis de impacto interno, o comparativas con otros episodios de violencia política en América Latina.