Uruguay enfrenta desafíos estructurales en materia de crédito, inversión y escala económica, según coincidieron economistas, empresarios y autoridades durante el lanzamiento del Observatorio de Finanzas y Sociedad de la Universidad Católica del Uruguay (UCU) y su Business School.
El presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), Guillermo Tolosa, señaló que el país debe profundizar la formación en finanzas como un componente esencial para la estabilidad y el desarrollo. “La educación financiera no es un lujo, es una condición para que Uruguay crezca con estabilidad, resiliencia y también con justicia”, afirmó.
Tolosa advirtió que, pese a los avances logrados desde la crisis de 2002 —con empresas menos frágiles, ahorro previsional más sólido y una deuda pública mejor administrada—, Uruguay no logra transformar su ahorro en inversión productiva. “Tenemos recursos, talento e ideas, pero esos recursos no están llegando a alimentar los proyectos que el país necesita. Ya no chocamos como antes, pero tampoco crecemos”, sostuvo.
También advirtió sobre las consecuencias del ahorro en dólares, práctica que persiste entre los uruguayos. “Ahorrar en dólares hace 20 años significó que hoy tengan la mitad del poder adquisitivo de entonces. Si esos ahorros hubiesen rentado, el poder adquisitivo sería tres veces mayor”, explicó, atribuyendo esa conducta a la baja educación financiera y falta de confianza interna.
Una economía con problema de escala
La economista y socia de Exante, Tamara Schandy, destacó que Uruguay padece un problema estructural de escala. “Somos un país chico, y eso se refleja en todos los negocios: los niveles de crédito son bajos comparados con la región”, afirmó.
Según Schandy, el crédito total equivale al 31% del Producto Interno Bruto (PIB), de los cuales 17 puntos corresponden a crédito a empresas y 14 al crédito a las familias, cifras “muy por debajo” de otros mercados. En Chile, por ejemplo, el crédito a empresas representa el 50% del PIB.
La economista advirtió que, aunque Uruguay ha sido pionero en inclusión financiera, el uso efectivo de los servicios financieros sigue siendo limitado, ya que más de un millón de personas no tienen tarjeta de crédito y menos de una cuarta parte de las pymes acceden a financiamiento externo.
Además, señaló que el sistema bancario enfrenta altos costos operativos, que en la mayoría de los bancos superan el 3% sobre activos. “La transformación tecnológica es una oportunidad para ganar eficiencia, pero debe hacerse de forma responsable y con beneficio social”, subrayó.
Créditos, exclusión y fracaso de una ley
Desde el sector empresarial, Martín Guerra, socio fundador de Incapital, Paigo y Handy, cuestionó la Ley de Usura de 2008, calificándola como un “fracaso total”. “Hoy 1.400.000 personas no acceden a crédito, y todo indica que las nuevas modificaciones dejarán a más personas fuera”, afirmó.
Guerra advirtió que existe “un divorcio enorme entre lo que la gente necesita y lo que los políticos y reguladores creen que necesita”. Si bien coincidió en la importancia de la educación financiera, consideró que “no toda la población tiene capacidad para absorber esos conocimientos” y que “a veces del dolor se aprende; hay que dejar a la gente probar, crecer y reciclar su experiencia”.
Un sistema sólido pero pequeño
El director de Riesgos de Banco Itaú, Fernando Barrán, aportó una mirada comparativa que revela los límites del sistema financiero nacional. “Uruguay ocupa el puesto 80 en PIB per cápita, pero el 109 en crédito sobre PIB entre 140 países”, destacó.
Según Barrán, el país tiene margen para crecer en crédito, aunque de forma prudente y basada en datos. “Somos un país pequeño; la escala nos limita, pero también nos da la oportunidad de probar soluciones más rápido”, expresó.
El ejecutivo enfatizó que el sistema financiero uruguayo es sólido pero relativamente pequeño, y ejemplificó que “podría haber financiado una obra como UPM, pero no sin poner en riesgo su patrimonio”.

