Expertos advierten sobre los riesgos de que la inteligencia artificial reemplace al médico de cabecera

El avance de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito de la salud plantea nuevas oportunidades, pero también riesgos crecientes asociados al uso indiscriminado de estas herramientas como sustituto de la consulta médica tradicional.

Especialistas en medicina y ética advierten que, aunque la IA puede ser un valioso complemento diagnóstico y educativo, nunca debe reemplazar la evaluación clínica ni la relación médico-paciente.

En los últimos años, el acceso inmediato a información sobre síntomas, enfermedades y tratamientos se ha convertido en una práctica habitual. Lo que comenzó con las búsquedas en internet se profundizó con la aparición de chatbots y asistentes virtuales que ofrecen respuestas rápidas y personalizadas.

Sin embargo, los profesionales de la salud sostienen que esa inmediatez puede transformarse en un arma de doble filo.

Un fenómeno en expansión

“Muchos pacientes recurren a la IA en busca de respuestas claras y rápidas”, explicó el gastroenterólogo Freddy Squella, académico de la Escuela de Medicina de la Universidad Andrés Bello.

De acuerdo con estudios recientes, al menos la mitad de los pacientes en España utiliza estas plataformas para aclarar dudas médicas, una tendencia que crece también en América Latina.

Los expertos destacan que si bien los modelos de IA son capaces de analizar grandes volúmenes de información médica, no cuentan con criterio clínico ni capacidad de juicio profesional para interpretar el contexto individual de cada paciente.

“La IA puede sugerir posibles diagnósticos o tratamientos, pero no distingue entre un dolor abdominal benigno y un cuadro quirúrgico urgente”, advierte Squella.

Riesgos de la automedicación guiada por algoritmos

El principal peligro radica en que los usuarios, confiados en las respuestas de los sistemas automatizados, opten por la automedicación o retrasen la consulta médica, lo que podría agravar cuadros clínicos.

También preocupa la falsa sensación de precisión que generan las respuestas automatizadas, las cuales pueden basarse en datos incompletos o desactualizados.

Además, los especialistas señalan que el uso de IA en salud implica riesgos éticos y de privacidad, ya que los datos personales de los pacientes pueden quedar expuestos o ser utilizados con fines comerciales sin el debido consentimiento.

Complemento, no reemplazo

La comunidad médica coincide en que la inteligencia artificial puede ser una herramienta poderosa para la educación sanitaria, la gestión hospitalaria y el apoyo al diagnóstico, siempre que se utilice bajo supervisión profesional.

“Debe ser vista como un aliado, no como un sustituto”, sostienen los expertos, recordando que el contacto humano sigue siendo insustituible en la atención sanitaria.

En ese sentido, destacan la importancia de promover una alfabetización digital en salud, que permita a los ciudadanos identificar fuentes confiables y entender los límites de la tecnología.

Un desafío global para la medicina moderna

El debate sobre la sustitución del médico por la IA ya está instalado en foros científicos internacionales. Mientras los desarrollos tecnológicos avanzan a pasos acelerados, los especialistas insisten en que la ética médica y la empatía humana deben seguir siendo el eje central de la atención sanitaria.

El desafío, concluyen, será integrar la inteligencia artificial sin perder la inteligencia humana.

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