Roblox se convirtió en uno de los grandes fenómenos digitales de la infancia en Uruguay. Millones de niños en el mundo, y miles en el país, lo eligen como espacio de juego, socialización y creación, en una dinámica que combina mundos virtuales, desafíos constantes y un sistema de recompensas que atrapa durante horas. Pero mientras su popularidad crece, también aumentan las alertas por los riesgos asociados a su uso intensivo.
Un universo atrapante… y difícil de regular
Ni bien llega del colegio, Juan Manuel, de 10 años, ya pregunta si puede conectarse. Enciende la consola, entra a Roblox y se reúne con amigos en mundos creados por otros usuarios: carreras, misiones, aventuras y dinámicas colaborativas. La variedad y ritmo del juego explican parte de su éxito. Sin embargo, detrás de los colores vibrantes y las propuestas creativas, subyace un modelo de funcionamiento que preocupa a especialistas.
El psicólogo Roberto Balaguer, referente en temas de tecnología y desarrollo infantil, señala que la plataforma opera con mecanismos de recompensas variables —a veces se gana, a veces no, y otras se obtienen objetos “raros”— que generan anticipación y estimulan la búsqueda constante de novedad. “Eso activa dopamina y genera insistencia; el clásico ‘una más y cierro’”, explica. En cerebros en desarrollo, donde la corteza prefrontal aún no regula del todo los impulsos, la exposición repetida a estas dinámicas puede derivar en ansiedad, irritabilidad y dependencia.
Padres entre la vigilancia y el desconcierto
Eugenia, madre de dos niños de ocho y seis años, describe un escenario similar. Al principio lo vio como un pasatiempo inofensivo, pero con el tiempo aparecieron señales de alarma: irritabilidad, ansiedad por llegar a horarios específicos de “eventos” del juego y discusiones entre amigos por objetos virtuales. Activó los controles parentales, limitó el tiempo y restringió el uso a servidores privados, pero aun así persiste la presión social y la comparación constante entre jugadores.
La compra de Robux —la moneda virtual de Roblox— es otro punto delicado. “Genera desigualdades y distorsiona la percepción del valor del dinero”, afirma. Para ella, la sensación es clara: “A veces siento que peleo contra un gigante”.
Mariana, madre de Juan Manuel, adoptó estrategias similares. Eligió no prohibir el juego para evitar mayores tensiones, pero redujo el tiempo de uso y decidió que la consola se utilice solo en espacios comunes de la casa. También insiste en reglas básicas: no hablar con extraños, no compartir información personal y avisar ante cualquier situación incómoda.
Alerta regional y preocupación en Uruguay
Las denuncias de grooming en Argentina, que llevaron a que Buenos Aires y Córdoba bloquearan la plataforma en escuelas públicas, encendieron las alarmas en la región. En Uruguay, aunque no hay medidas similares, la preocupación crece entre docentes, psicopedagogos y padres.
En Queen’s School, la subdirectora Mildred Olivera confirma que el fenómeno está presente. El centro mantiene prohibidos los celulares durante la jornada y ha reforzado talleres sobre ciberseguridad, bullying y uso responsable de la tecnología. “Buscamos que disfruten de estos espacios digitales, pero que también reconozcan cuándo desconectarse y qué riesgos evitar”, sostiene.
Señales de alerta y claves para un uso saludable
Los especialistas coinciden en que Roblox no es, por sí mismo, peligroso. El riesgo aparece en el uso sin supervisión o sin límites claros. Balaguer enumera algunas señales para prestar atención:
Pérdida de control sobre el tiempo de juego.
Afectación del sueño o el rendimiento escolar.
Cambios de ánimo vinculados al juego.
Gastos no autorizados.
Aislamiento o agotamiento físico.
Interacciones tóxicas, burlas o presiones para comprar.
Contactos desconocidos o sospechosos (grooming).
Para reducir riesgos, la recomendación es clara: involucramiento adulto. “No es solo limitar: es mirar, preguntar, incluso jugar con ellos. La confianza es el mejor filtro”, afirma el especialista. El acompañamiento, dicen, es más efectivo que el miedo o el castigo, ya que evita que los niños oculten experiencias negativas.
Una generación que crece entre mundos
Para muchos niños uruguayos, Roblox es parte de su sociabilidad diaria. Allí juegan, comparten, se comparan y se relacionan. Pero el desafío para las familias es enorme: equilibrar una herramienta creativa y entretenida con la necesidad de preservar bienestar emocional, hábitos saludables y seguridad digital.
Mientras Eugenia ajusta horarios y Mariana repite reglas básicas de convivencia online, la escena se repite en hogares de todo el país. Roblox puede abrir puertas a la imaginación, pero también expone las tensiones de una generación que juega y crece en mundos donde las reglas —y los riesgos— no siempre están a simple vista.

